A la hora de abordar su trabajo la artista prefiere centrarse en la ocupación formal del espacio y en el calibrado de su dimensionalidad física y objetual. Le interesa la reflexión lingüística sobre lo que la pintura quiere decir o no y, también, descubrir las complicidades que han establecido pintura y arquitectura en la comprensión del hábitat humano y por extensión urbano. El lugar de la intervención es el Paseo de Recoletos, sirviendo a su vez de enlace entre los distintos proyectos de Madrid Abierto.
Por ello, Maider López se plantea un proyecto en el que la intervención pictórica se extiende a soportes no habituales como son las banderolas y los carteles publicitarios, y que al mismo tiempo están integrados en nuestro espacio colectivo urbano.
Un paseo por la calle es una continua identificación de signos. Un bombardeo de imágenes que nuestro cerebro ha aprendido a ignorar o prestar atención a través de una mirada selectiva.
Todo a nuestro alrededor son códigos descifrables: semáforos (verde = pasar, rojo = parar, etcétera), señales de tráfico, publicidad ( tanto mediante textos como con grafismos que también identificamos).
Pero, ¿qué pasa cuando las señales de tráfico no dicen lo que reconocemos y cuando los carteles publicitarios nos hablan en un código que no sabemos leer?
PUBLICIDAD QUE APARENTEMENTE NO ANUNCIA NADA.
CARTELES PUBLICITARIOS QUE EN VEZ DE REMITIRNOS A UN NUEVO OBJETO, SON AUTORREFERENCIALES.
CARTELES QUE LO ÚNICO QUE ANUNCIAN SON A ELLOS MISMOS.